martes, 2 de agosto de 2011

Alcanzando el siguiente nivel en tus finanzas IV


Tu cosecha siempre será mayor que tu semilla
Hay una ley que es inevitable y rige casi todos los ámbitos de nuestra vida y es la ley de “La siembra y la cosecha”, en otras palabras todo lo que piensas, deseas, dices o hagas es como una semilla que tarde o temprano traerá una cosecha para bien o para mal. Los científicos lo dicen de una manera un poco diferente pero que al final significa lo mismo, “Toda acción tiene una reacción”.

Pero ¿porqué empecé hablando sobre la ley de la siembra y la cosecha? Porque quiero hablar brevemente sobre el segundo principio que se aplica para la prosperidad de acuerdo a La Biblia, y es el principio de Ofrendar.
La Real Academia Española dice que ofrendar es: “Ofrecer sacrificio u obsequio de forma voluntaria, provocado por un impulso de amor en señal de adoración como una forma de agradecer por un beneficio recibido o solicitado”. En esta definición hay dos palabras que me llaman mucho la atención y son “voluntaria” y “agradecer” en resumen la ofrenda tiene que ver más con ACTITUD que con CANTIDAD porque saca a luz lo que hay en tu corazón.

En el capítulo anterior comenté brevemente sobre el principio del diezmo y lo hice en este orden ya que he aprendido que si no eres fiel con aquello que es un mandato, entonces ¿cómo serás fiel con aquello que es voluntario? Muchos podrán decir que ofrendar es mucho más fácil que diezmar, la pregunta es ¿Será que es fácil porque si quiero ofrendo y sino no? o cuando ofrendo ¿Doy lo que me sobra?

La ofrenda es voluntaria, pero no significa que debes omitirla
Hemos escuchado que le robamos a Dios cuando no le damos el diezmo de nuestros ingresos, pero pocas veces hemos escuchado que cuando omitimos el principio de las ofrendas también le robamos a Dios, pero si lees cuidadosamente Malaquías 3:8 Dios dice que su pueblo le ha robado por no dar diezmos y ofrendas.

El rey David tenía muy claro que el principio de ofrendar se trataba de actitud y que no se podía omitir, si leemos en 1 Crónicas 29:14 dice: “Porque ¿Quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrendar voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”. David sabía que ofrendar era voluntario, pero también sabía que era un honor el poder hacerlo porque aún lo que iba a ofrendar no le pertenecía a él porque TODO es de Dios. En otras palabras Dios no te va a pedir algo que no te haya dado primero (..y de lo recibido de tu mano te damos).

Cuando pensaba en esto vino a mi mente uno de los momentos que más honrado me he sentido como padre de familia. Cada semana yo le doy a mi hijo de 10 años cierta cantidad de dinero para su mesada y le hemos enseñado los principios fundamentales para administrar su dinero. En una celebración del Día del Padre salimos con mi familia a un restaurante y cuando llegamos mi hijo me dijo: “Papi, hoy voy a pagar la cuenta de lo que tú comas porque hoy es el Día del Padre” ¿podrán ustedes imaginarse lo feliz y honrado que me sentí, aún sabiendo que el dinero con el cual pagaría mi cuenta yo se lo había dado? Entonces me puse a pensar que de igual manera se siente Dios cada vez que le damos un poco de lo mucho que de El hemos recibido.

La ofrenda tiene que ver más con Actitud que con Cantidad
En este punto no quiero que malinterpretes lo que quiero decir cuando digo que la ofrenda tiene que ver más con actitud que con cantidad, y para esto quiero que leas en tu Biblia la historia que se narra en el evangelio de Marcos 12:41-44, allí podemos ver como habían personas que daban grandes cantidades de dinero en el arca de las ofrendas, pero su actitud no era la correcta porque daban para que los vieran o daban lo que les sobraba, pero una viuda dió todo lo que tenía sin cuestionarse que comería al siguiente día, simplemente porque sabía que si tenía era porque Dios le había dado y tenía un corazón agradecido y lleno de fe.

Pero ¿que actitud reflejamos cuando ofrendamos por las razones correctas? reflejas una actitud de agradecimiento, de honra, de gozo, de obediencia y de adoración entre muchas otras.

Las ofrendas salen del corazón antes que de tu billetera. “Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dado alegre”(2 Corintios 9:7). Lo que quiero resaltar es que cuando tienes la actitud correcta en tu corazón, la cantidad no es importante porque tengas mucho o poco siempre darás generosamente y con alegría.

La ofrenda es una siembra y toda siembra tiene cosecha
Cuando tienes una actitud correcta al ofrendar, no lo harás porque esperas recibir algo a cambio, no lo harás por necesidad sino simplemente porque tienes un corazón agradecido para Dios.

Un agricultor sabio y diligente recoge su cosecha y siempre apartará la semilla para volver a sembrar y siempre apartará la mejor semilla, en otras palabra no te comas la semilla porque sino ¿De donde sacarás para sembrar otra vez? En tu presupuesto familiar debes apartar, no solamente el diezmo sino también aquello que sembrarás por medio de tus ofrendas.

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Corintios 9:6)
Alguien podría decir que lo contrario de escaso es abundante, entonces ¿porqué dice generosamente en vez de abundante?, déjame explicarte porqué el Apóstol Pablo lo escribió de esta manera y es que cuando dice que aquel que siembra escasamente de igual manera cosechará, le está hablando a aquellas personas que pudiendo ofrendar mas no lo hacen y cuando se refiere que aquel que siembra generosamente de igual manera cosechará se está refiriendo a que debes ser generoso(sin cuestionarte la cantidad) de acuerdo a tu entorno económico.

Recuerda que la cosecha siempre será mayor que tu siembra y aunque no lo hagas por querer algo a cambio, hay algo que es innegable y es que Dios no puede ir en contra de su palabra y El estableció que todo lo que el hombre siembre eso mismo cosechará.

El poder de las ofrendas
Las ofrendas tienen un poder más allá de lo que uno se imagina. Dios se agrada cuando una ofrenda llega ante Su Presencia como un olor fragante y delicioso. ¿Sabías que tu puedes recordar momentos y lugares al solo sentir una aroma o fragancia? Pues Dios se acuerda de cada momento cuando tu haz llegado al altar a dejar tu ofrenda con la actitud correcta y la ha visto con agrado, pero lo mas importante es que se acuerda de ti sobre todo cuando estás pasando por situaciones difíciles en tu vida, mira lo que dice Salmos 20:1-4 “Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre de Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sostenga. Haga memoria de todas tus ofrendas y acepte tu holocausto. Te dé conforme al deseo de tu corazón y cumpla todos tus anhelos”

Las ofrendas tienen el poder de provocar en el cielo que Dios escuche tu oración, que Dios envíe protección para tu vida y los tuyos, que renueve tus fuerzas y te sostenga, que se cumplan todos tu anhelos pero sobre todo que seas prosperado en todo lo que emprendas.

En estos dos capítulos de esta serie quise comentar brevemente las bendiciones que tiene honrar a Dios con aquellos bienes que El mismo nos ha dado y animarte a no perderte de esas bendiciones que te pertenecen.

Recuerda que nosotros los hijos de Dios somos la cosecha de una ofrenda que un día el Padre hizo y El buscó en el cielo lo mejor que tenía para darnos y esa ofrenda fue Su Hijo que vino a morir por nosotros de forma voluntaria y con la actitud correcta.

“Honra a Dios con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; y entonces serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3:9-10)

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